Sus padres, hermanos, abuelos, tíos y primos recibieron innumerables muestras de afecto, cariño y solidaridad en medio de una ciudad que ayer hacía un alto en sus actividades cotidianas, para despedirse de este pequeño.
La Catedral estaba a su capacidad máxima, y con mucha gente afuera, al igual que en la plaza y al paso de distintas calles, donde se agitaban pañuelos blancos y se daban señas de solidaridad a los familiares que lloraban a Diego, que durante seis meses libró una dura batalla por la vida.
El pequeño conmocionó a todo el país que seguía muy de cerca su historia en medio de la esperanza de su padre, Luis, que nunca perdió la ilusión de ver de vuelta en casa, y en su ciudad natal, a su hijo, mientras recibía el apoyo de sus padres, Rubén y María Inés, que decidieron partir a Santiago y así, estar siempre cerca de uno de sus nietos.
Una vez finalizada la misa, el cortejo fúnebre recorrió céntricas arterias de la ciudad, donde peatones hacían un alto en su andar para rendir un adiós al niño y enorme luchador, Diego Poblete Cortés.
En la Catedral, donde fue velado el cuerpo de Diego desde el martes en la noche, ayer 1 de Octubre nuestro obispo, Monseñor Felipe Bacarrezza ofició una emotiva misa que era seguida atentamente por la multitud que llegó a acompañar a los deudos.
“Diego, es un ejemplo a la Patria” dijo Monseñor Bacarreza, al destacar su defensa por la vida en todas sus etapas. “La defensa por la vida propia, como lo hizo Diego, pero también por la de los demás”.
Agregó que el menor dejó una lección aún más importante, sobre el sentido de la vida. “La lección la recibimos de un niño de trece años” afirmó Monseñor, quien llamó a orar por los padres y parientes de Diego y a reflexionar sobre la vida familiar, y ver cómo aplican la enseñanza dejada por su hijo.
“Diego nos invita a vivir una vida agradable y grata a Dios, aprendiendo a rescatar su ejemplo” expresó el obispo a los asistentes, a quienes llamó a reflexionar sobre lo que nos espera después de la muerte.
A la hora de las ofrendas, se vivieron momentos muy emotivos porque cada presente tenía un significado especial no sólo en la vida de Diego, sino también en sus más cercanos.
Los primeros en acceder al altar fueron niños del Colegio Hispanoamericano.
Llevaban en sus manos cartas dirigidas a su compañero de curso y también a Dios, durante momentos que para ellos fueron muy difíciles de enfrentar. Los niños a través de sus escritos expresaban sus emociones, sentimientos y fe en Dios.
Luego, llevaron juguetes, al expresar que siempre lo recordarían como un niño. “Un niño se entretiene con juguetes, y a través de ellos conoce y construye el mundo. Se divierte y aprende. “Te recordaremos como un niño” se expresó al momento de entregar la ofrenda.
Al altar también accedió su profesora de primero a cuarto año básico. Dijo “Diego, por muchos años fue alumno del Colegio Hispanoamericano. Fue educado en nuestras aulas, donde aprendió a leer, escribir y rezar”, dando paso a la educadora que llevaba el uniforme escolar de Diego. “Así te recordaremos” afirmó la profesora.
Los niños
Los escolares también realizaron peticiones durante la misa en la Catedral. No sólo pidieron por el consuelo para los padres y familiares de Diego sino también por todas las personas que esperan de un donante de órganos para seguir viviendo. “Dales esperanzas Señor, y toca los corazones de quienes por diversas razones no desean ser donantes. Ayúdanos a ser capaces de dar vida” leyó en su petición una de las estudiantes.
Se sumaron peticiones porque el ejemplo de Diego de luchador por la vida se multiplique, a lo que monseñor Bacarrezza agregó: “que todo lo que Diego nos enseñó y dijo durante su breve vida se grave profundamente en todos nosotros”.
Breve y conmovedora parada en su Colegio
Pasado el mediodía el cortejo fúnebre, luego de recorrer el centro de la ciudad, se dirigió por calle Valdivia en dirección a la avenida Ricardo Vicuña, donde aguardaban a un costado de la vía, los alumnos del Colegio Hispanoamericano, acompañados de toda la comunidad educativa, padres y apoderados. Agitaban pañuelos blancos, y esperaban al cortejo con globos blancos.
Motoristas de Carabineros y un radiopatrullas, antecedían a la carroza fúnebre, que hizo un alto frente al Colegio, donde se había instalado un estrado desde donde la directora, Mónica Soto, leyó una breve despedida.
“Querido Diego, tu colegio te brinda el último adiós, pero te llevaremos siempre en nuestros corazones. Descansa en paz, que Dios te bendiga, ya eres nuestro ángel de la guarda”. Luego se escuchó el himno del plantel, y al paso de unos minutos, la caravana seguía su destino mientras los niños soltaban sus globos al viento, en un ambiente de emotividad, sensibilidad y respeto.
Fuente: Diario La Tribuna
Comunicaciones Los Angeles