Enero:
Para que la Misión Continental, que se realiza en numerosas misiones de verano a lo largo y ancho de Chile, produzca una renovada participación en la comunidad eclesial de muchos fieles alejados de la fe y de la Iglesia.
Febrero:
Para que el nuevo gobierno de la nación conduzca a todos los chilenos por el camino del progreso y el bienestar, y en el año del Bicentenario de la Independencia, trabaje por la vigencia de los grandes valores que han forjado nuestra patria.
Marzo:
Para que el tiempo de Cuaresma suscite en los católicos de Chile un auténtico espíritu de conversión, renovando nuestra condición de discípulos misioneros, llamados a transformar la sociedad a partir del Evangelio de Cristo.
Abril:
Para que el Señor Resucitado ilumine y renueve nuestra patria, e impulse a la Iglesia hacia un compromiso cada vez más decidido para llevar vida y alegría a los pobres, abandonados y sufrientes.
Mayo:
Para que los medios de comunicación, a través de su servicio a la información, la cultura y el esparcimiento, sean auténticos constructores de un Chile justo y fraterno, cuya historia se ha forjado desde sus albores en los valores cristianos.
Junio:
Para que el Señor Jesucristo y su Corazón misericordioso, sea siempre el centro de la vida de la Iglesia, y la Eucaristía sea el alimento en el que encuentre la fuerza necesaria para realizar, día a día, su misión.
Julio:
Para que la Virgen del Carmen, Patrona de Chile, proteja con su manto maternal a todos los hijos e hijas de esta tierra, y reconozcamos en ella la perfecta discípula que nos enseña a seguir a Cristo y a vivir según su Evangelio de amor.
Agosto:
Para que san Alberto Hurtado siga suscitando la compasión con los más pobres de nuestra tierra y urgiendo la solidaridad de todos para construir un país sin hermanos despreciados, abandonados ni marginados.
Septiembre:
Para que el Bicentenario de Chile sea la ocasión de renovar el esfuerzo de todos por construir una patria de hermanos, sin odio ni violencia, en la que la justicia, la equidad y el respeto mutuo sean valores centrales de la convivencia y el progreso.
Octubre:
Para que las familias de Chile, alimentadas por la Palabra de Dios, por la oración y los sacramentos, sean el terreno fértil en el que fructifiquen vocaciones laicales, presbiterales y consagradas, para bien de la Iglesia y del país.
Noviembre:
Para que el testimonio y el legado de quienes nos han precedido en la vida y en la fe, sea un poderoso aliciente para construir una cultura de la vida y una Iglesia servidora de todo lo que contribuya a ella.
Diciembre:
Para que los niños y jóvenes cosechen abundantes frutos de este año que termina, formándose con responsabilidad para ser los ciudadanos y los cristianos que el país y la Iglesia necesitan.
-Intenciones de la Iglesia en Chile para el 2010
Fuente: Comisión Pastoral (COP) de la CECh