Simplemente seres humanos
Frente a las catástrofes:
Simplemente seres humanos

Entrevista para el diario El Rancagüino realizada por la periodista Marisa Gea.

Las tragedias siempre llegan de improviso. Azotan al ser humano. Le hacen tomar conciencia de su pequeñez, de su contingencia. Para los que pierden a seres queridos el dolor es desgarrador. Muchas veces lo que queda es la certeza de muertes injustas y un ¿por qué? Que nadie puede responder.
Con el Pastor de la Diócesis de Rancagua, monseñor Alejandro Goic Karmelic hablamos hoy sobre este tema.

Don Alejandro ¿cómo puede el cristiano enfrentar el dolor producido por pérdidas en estas circunstancias?

- El dolor siempre será desconcertante, difícil de aceptar, pero es necesario asumir que el dolor, la enfermedad y la misma muerte, son parte de la existencia humana. No somos ni super hombres y super mujeres, somos simplemente seres humanos. Seres humanos que tienen enormes posibilidades, pero que también somos tremendamente frágiles, limitados. Por eso un accidente o un fenómeno de la naturaleza, son parte de la existencia humana.
Hay muchas cosas que los seres humanos podríamos prever en nuestra organización. En el caso del tsunami, si hubieran estado advertidos y preparados, se hubieran evitado muchísimas muertes. Lo mismo en el caso de la discoteca de Buenos Aires si hubiera cumplido con las normas de seguridad y que decir de las carreteras… Pero en definitiva, creo que estos hechos nos hacen comprender la fragilidad de la existencia humana y por eso el llamado y el deber a cuidar la vida, la propia vida y amar y respetar la vida de los demás.

Para los que quedan vivos el sentimiento de rabia e impotencia frente a muertes de seres queridos en estas circunstancias, llega, en muchas ocasiones, a posturas en las que se cuestiona la “justicia divina”. ¿Es legítimo rebelarse contra Dios?

- Si uno mira a los profetas en el Antiguo Testamento, todos ellos a través de sus escritos, le gritan a Dios su dolor, su angustia, sus dramas. Es una forma de manifestar que a Dios le podemos expresar todo, y quizás dentro del Antiguo Testamento, los Salmos son la expresión más humana de quienes clamando a Dios le dan gracias, le alaban, pero también le protestan.
El poder expresarle a Dios todo lo que sentimos y lo que pasa en lo íntimo de nuestro corazón es legítimo, y es propio de nuestra condición humana. Otra cosa es llegar a alejarse de Dios por estos acontecimientos. La naturaleza tiene sus leyes y actúa según esas leyes. A los seres humanos Dios nos ha dado la inteligencia para que tengamos la capacidad de prever estos fenómenos naturales -hoy día con la tecnología es posible- también de diseñar normas de seguridad en locales y carreteras. Pero los accidentes, las catástrofes naturales ocurren y no podemos pretender que todo tenga una explicación.
La vida tiene algo de misterio y, por lo tanto, junto con decir a Dios lo que nos angustia y lo que nos pasa, tenemos también que aceptar la realidad de la condición humana, la fragilidad de la condición humana. Yo estoy vivo pero, de repente un ataque, un accidente puede cortar con mi existencia y tengo que vivir en esa realidad. No asumirlo es vivir en una utopía que no es humana y mucho menos cristiana.

¿Es posible darle un sentido al dolor?

- Sí, y el Evangelio nos da una luz fantástica sobre esto. La mirada de Jesús en la cruz nos proyecta el verdadero sentido del dolor. En el aparente absurdo de ese inmenso dolor –como se muestra en la película “La Pasión de Cristo”- un dolor cruel y absolutamente injusto, Dios salvaba a la humanidad. Un dolor asumido y ofrecido como el dolor de Cristo en la cruz, es causa de redención.
Me ha impresionado mucho estos días el caso de esta joven chilena, que finalmente sus familiares tuvieron el consuelo de encontrarla. Ellos mostraron una aceptación serena, sin duda llena de dolor. La fe es eso.
Uno tiene que asumir la enfermedad, la muerte violenta, como un acto de redención. Así como Cristo en la cruz salvó a través del sufrimiento, también nosotros con un dolor ofrecido y asumido, podemos llegar a ayudar a salvar muchas situaciones complejas. Y eso es vivir desde la fe. El dolor cristiano, el dolor asumido tiene sentido de redención como lo muestra el dolor de Cristo en la cruz.

Del dolor a la solidaridad. En el caso de la comunidad ¿por donde pasan lo gestos de ayuda solidaria desde la perspectiva cristiana?

- Tenemos que ponernos en el lugar de los demás. Hay miles de seres humanos que en estos días están sufriendo en los países del sudeste asiático y solamente colocándonos en el lugar del otro podemos pasar de la actitud emotiva –quién no se ha emocionado al ver esas escenas terribles en la TV- a actitudes prácticas de solidaridad.
El mundo entero tiene que asumir el drama tan grande que han vivido estos pueblos del Asia, con una actitud profundamente solidaria que debe traducirse sin duda en dinero pero, sobre todo -como afortunadamente está ocurriendo- con personas capacitadas que van a esos lugares a prestar sus servicios profesionales en los distintos campos para ayudar a mitigar las consecuencias post terremoto y post tsunami, para que puedan revertir tanto drama humano y mostrar a través de esa solidaridad que el mundo es uno solo.
El Papa nos habla siempre de la necesidad de globalizar la solidaridad, aquí hay un momento concreto y con actitudes concretas podemos hacer realidad esa expresión del Papa de hacernos solidarios de los que más sufren, que ahora son estos hermanos de estos países del Asia.

Este domingo 9 de enero, la Iglesia chilena realiza a través de Cáritas, una colecta para ir en ayuda de los damnificados por el maremoto, ¿qué llamado hace usted a la población para que participen en esta campaña?

- Un llamado a ser generosos en las colectas en todas las Eucaristías que se realizarán este domingo a lo largo y ancho del país. Especialmente hago un llamado a los hermanos que viven en la Sexta Región, aunque este llamado es del Episcopado a toda la Iglesia en Chile. Son centenares, miles las misas que se celebran cada domingo de norte a sur de Chile. Les pido que ese día demos, como decía el Padre Hurtado “hasta que duela” Que demos, no lo que nos sobra, sino incluso lo que necesitemos para vivir.
Esa ayuda será canalizada a través de la Cáritas nacional a la Cáritas internacional. Hay certeza plena de que todo lo que se recoja en la ofrenda de este domingo 9, a través de Cáritas llegue a los que lo necesitan.
La participación en esta campaña es una manera concreta de pasar de la emoción vivida por estos hechos tan dramáticos a una actitud solidaria concreta que se expresa en esta ofrenda del día domingo.
Hago un llamado muy profundo a ser generosos para que, de alguna manera, nosotros también contribuyamos a mitigar tanto dolor, tanto sufrimiento. Aportemos esperanza. Mostremos que el mundo es uno sólo.

Fuente: Comunicaciones Rancagua - El Rancagüino
Rancagua, 07 de Enero, 2005

Especiales de Iglesia.cl