Mons. René Rebolledo: "el verdadero amor a Dios se prueba en el amor al prójimo"
La liturgia comenzó con una solemne procesión desde cinco puntos del templo Catedral, dos de ellas eran servidores del altar, provenientes de todas las parroquias de la ciudad, las otras dos compuestas por jóvenes con trajes típicos y la principal conformada por los diáconos, sacerdotes y el obispo.
Finalizados los ritos de acogida, se dio paso a la proclamación de la Palabra de Dios, la que comprendió una primera lectura de la Carta de Juan (1 Jn 4,7-11. 15.16) y el Evangelio de Marcos ( Mc 12, 28-34).
En la introducción de su homilía el obispo destacó la importancia que la comunidad diocesana, junto a las autoridades de la ciudad y la provincia, ore ante el Señor:
“En una época en la que estamos siendo estimulados a pensar y vivir como si Dios no existiera es óptimo que la comunidad, en comunión con sus autoridades, proclame abierta y solemnemente su fe. Ante la profunda desesperanza que aflige a sectores y a hermanos nuestros, cuyos efectos son signos de muerte, urge que nosotros compartamos la vida que brota del Señor y de su Palabra.
En tiempos en que se pretende oscurecer la dimensión trascendente de la vida, surge con más fuerza la necesidad de inclinarnos para solicitar la bendición del Padre y, una vez más, ponernos en sus manos.
Hemos venido, sobre todo, a agradecerle, a escuchar su Palabra orientadora sobre nuestro presente y futuro… a presentarle nuestros anhelos y esperanzas”.
Seguidamente, haciendo referencia al Evangelio escuchado, resaltó que en el mandamiento del amor “radica lo más precioso de la experiencia cristiana, la certeza de Dios Amor, revelado en su Hijo Jesús, quien nos abre a la fe y, en el Espíritu, nos señala el camino para encontrar la vida verdadera y la felicidad que tanto anhela el hombre. Nuestro amor hacia Él es, en efecto, una respuesta al amor que Él nos manifiesta primero. El origen y la fuerza del amor no provienen del hombre… es Dios quien lo posibilita. El amor verdadero nace en Dios y el hombre está llamado a reflejarlo: “En esto consiste el amor: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que Él nos amó y nos envió a su Hijo como propiciación por nuestros pecados” (1 Jn 4,10).
Vivimos una crisis que nos afecta en todo el ámbito cultural y valórico, tanto económico, como político o social. Como respuesta, los valores más nobles de nuestra tradición cristiana nos desafían a enfrentarla cuando se pretende privarnos de la Verdad del Dios Amor.
¡Nuestra respuesta es, precisamente, el amor de Dios!”.
Luego señaló el obispo que el verdadero amor a Dios se prueba en el amor al prójimo: “No es posible dar por cumplido el primer mandamiento sin concretar el segundo. No estamos ante una opción: Dios o el prójimo. ¡No!. El amor que se manifiesta a Dios y al prójimo es el resumen de la ley y los profetas. Esto constituye el núcleo del amor de Dios revelado en Cristo”.
Agradeciendo el don de la Palabra de Dios, manifestó que ésta debe iluminar el camino de cada uno en los más diversos aspectos de la vida diaria. Se refirió con especial gratitud a Dios por el creciente número de jóvenes que se acerca al Señor, especialmente a través de obras solidarias: “Este aporte juvenil se ha manifestado especialmente en las expresiones de solidaridad de nuestro pueblo. ¡Cómo no agradecer a Dios este impulso que ha movilizado con gran fervor a diversos sectores de la sociedad osornina! Especialmente, hoy quiero dejar constancia de la acogida que han encontrado los llamados solidarios de la Iglesia. Es nuestro anhelo que, infatigablemente, sigamos abriendo nuestro corazón a las necesidades de tantos hermanos que claman en la pobreza material o espiritual”.
Resaltó la labor de las autoridades para favorecer a los más pobres, como también los esfuerzos en salud y educación:
“La sociedad toda honra los esfuerzos, tanto de nuestras autoridades, como de comunidades cristianas u otras entidades, para hacer frente a la marginación y a la pobreza.
En los últimos años podemos ver a la ciudad de Osorno recuperando el empuje que la destacó en Chile como un centro dispuesto a enfrentar sin temores los desafíos del progreso.
Igualmente promisorios son los esfuerzos de la autoridad competente en salud y en educación. Queda bastante por hacer en estos aspectos, especialmente en el factor humano de ellos, por lo que el camino iniciado no debe flaquear”.
El obispo manifestó su gran preocupación por el elevado número de homicidio que se han dado en Osorno: “Conmociona el gran número de homicidios, de toda índole, ocurridos en los últimos meses. Fortaleciendo nuestro amor solidario hacia los familiares afectados, nos preocupa el decaimiento al respeto de la vida que el fenómeno nos está mostrando. Pregunto: ¿Qué esperamos para revalorar, con fuerza, los principios que nuestra cultura, cada vez más materialista, ha ido relativizando?”.
Igualmente, afirmó que contrasta el acercamiento de numerosos jóvenes a las comunidades juveniles, con los centenares de jóvenes recluidos en los centros penitenciarios:
“Hemos destacado el positivo desempeño de centenares de jóvenes. Pero, paralelamente, hemos podido constatar que la gran mayoría de los recluidos en los centros de cumplimiento penitenciarios son, precisamente jóvenes, como reflejo de la violencia que nace de la crisis de las familias”.
Finalizando su mensaje hizo un llamado a todos para construir el país que anhelamos:
- “Para erradicar de entre nosotros cada signo de muerte o de odiosidad, es necesario volvernos al Amor de Dios en el Amor al prójimo.
- Para recuperar el verdadero progreso, es necesario superar el materialismo y la superficialidad dominantes recuperando la moral solidaria propia de hermanos.
- Para superar nuestras deudas sociales históricas con los pobres, debemos enfrentar con realismo la realidad agobiante de los campamentos y la cesantía.
- Para construir un futuro aún más próspero, es indispensable educar a toda la juventud, dotándola de capacidad para cumplir un rol fundamental en el tejido social.
- Para construir una nación de hermanos busquemos, en el amor a Dios y al prójimo, el camino en las campañas políticas que se avecinan. Que prime en ellas el respeto y la altura de miras hacia el adversario de modo que, con posterioridad a ellas, todos juntos enfrentemos al porvenir.
- Para fundar una sociedad que siga el mandamiento del Amor, apoyemos a las familias que busquen concretar lo que siempre han debido ser como formadoras de los niños… comunidades de vida y de amor. Su defensa debe constituir, en todo momento, una obligación irrenunciable para nosotros”.
Concluyó su homilía orando al Señor para que cada chileno se abra a su amor:“Le solicitamos al Señor que cada chileno pueda abrirse al amor de Dios. Si así lo hacemos resplandecerá entre nosotros su presencia viva y vivificante y en un solo abrazo se comprenderá el amor debido a Él y ofrecido a los hermanos en igual modo.
Amar a Dios y al prójimo será la mejor expresión de nuestra permanencia en Él. Esto es lo que hoy le suplicamos. Esto es lo que esperamos.
Nuestra Señora del Carmen, Madre y Reina de Chile, nos asista con su intercesión ante su Hijo Jesús, el que vive y reina por los siglos de los siglos. Amén”.
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Texto completo de la homilía de Mons. Rebolledo
Fuente: Comunicaciones Osorno.
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